martes, 25 de mayo de 2010

Preguntas de los lectores sobre los últimos temas


Pregunta: En una de las entradas anteriores usted da a entender que la "siembra" fué hecha por Jesús durante su ministerio entre 29 y 33 E.C. ¿En que se basa para dicha afirmación? ¿Acaso no es la siembra el ungimiento por espíritu de los cristianos ungidos?

En primer lugar para declarar eso me baso en la Biblia y en la propia explicación de Jesús sobre la Parábola. El Maestro nos dice:

En respuesta dijo: “El sembrador de la semilla excelente es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; en cuanto a la semilla excelente, estos son los hijos del reino; pero la mala hierba son los hijos del inicuo, 39 y el enemigo que la sembró es el Diablo.-Mateo 13: 37-39

Cómo observamos en ninguna parte de la explicación del Maestro se alude al Espíritu Santo. Simplemente se dice que la semilla excelente son "los hijos del reino". Pero notemos un detalle importante y esencial. Se dice que el sembrador es el Hijo del Hombre (Jesús). El "campo" es el mundo. Evidentemente el campo es el "mundo" de la humanidad. ¿En que momento el sembrador caminó por el campo de la humanidad y puso sus semillas? Es claro que la visita del sembrador al campo de la humanidad ocurre solo durante el ministerio de tres años y medio de Jesús. La parábola anterior citada por Jesús también habla de un hombre que siembra. Aunque para algunos puede ser una parabóla sin conexión con ésta, es evidente la relación del lenguaje y contexto de la misma. En ella Jesús dice que la palabra del Reino es similar a una semilla (ver. 18,19). No obstante, en ésta última ilustración Jesús da una diferencia y dice que los "hijos del Reino" son la semilla. Ahora es lógico que Jesús hacía referencia a su "sembrado" de tres años y medio en el cual colocó las bases del movimiento cristiano que crecería, se ampliaría y se transforamaría en una planta que finalmente daría trigo. Éstas "semillas" son los "hijos del reino", los primeros cristianos insertados en la humanidad. Ellos tendrían el germen en su interior de la religión verdadera.

Durante tres años y medio, en el mundo de la humanidad, la Palabra residió entre nosotros y preparó a sus primeros cristianos, las semillas. Posteriormente "el sembrador" dejó el mundo de la humanidad. Ahora bien, el ungimiento por Espíritu no puede corresponder a éste sembrado. ¿Por qué no?

Como comentamos, en la explicación de Jesús sobre la ilustración, no aparece mencionado en ninguna parte el "ayudante" o el "espíritu de la verdad". El que sean llamados "hijos del reino" no es una prueba automática de que se refiere al ungimiento. No he dicho que no sean ungidos. Claro que lo eran porque los primeros cristianos SI eran ungidos. Y en ese sentido eran "hijos del reino", pero dicha expresión no alude necesariamente al acto del ungimiento en Pentecostés de 33 E.C. Por ejemplo, en Mateo 25: 34 sobre las ovejas de la ilustración el Rey dice: "Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo". Cómo notamos la expresión "hereden el reino" solo podría ser aplicada a simple viste a los ungidos que serán los reyes. Sin embargo, hoy se entiende que las ovejas que habitan el ámbito terrestre de dicho serán dichos herederos. Por lo tanto, porque simplemente aparezca la frase "hijos del reino" no podríamos inmediatamente deducir que se trata de su ungimiento. Más bien claramente según el contexto, Jesús simplemente hablaba de sus primeros seguidores (que más tarde obviamente serían ungidos). Además, la época del Pentecostés corresponde a la cosecha o siega y no a la siembra.

La revista Atalaya del 15-03-2010 declara que en el Pentecostes del 33 E.C Jesús en representación del Padre "inició la siembra al derramar espíritu santo sobre sus primeros discípulos". Ésta siembra (según la revista) "es el acto de ungir a los hijos del reino". También la revista declara que "el objetivo final de esta siembra era reunir al número completo de cristianos que serían coherederos y reyes con Cristo en su Reino" (párrafo 4 y nota). Asi que con claridad se nos muestra que el "sembrado" o ungimiento de los 144.000 aún no ha terminado porque todavía faltan miembros ungidos por ser reúnidos (según lo que ahora se entiende). Ésta idea es reforzada en otro párrafo que dice "No obstante, durante ese tiempo (oscurantismo) se sembraron también unas cuantas semillas de trigo en el “campo”, es decir, el mundo" (párr. 9). No obstante, también en el mismo párrafo se declara a continuación: "El amo de la parábola esperó con paciencia a que pasara esa larga etapa de desarrollo de las plantas y llegara la cosecha, que en comparación sería mas breve".

En párrafos siguientes se muestra que la cosecha empezó para 1918 (párr. 17). Sin embargo, también se dice que todavía el "juntar la mala hierba y quemarla con fuego" se refiere al periodo de la gran tribulación (párr. 15). Además, de forma atemporal y sorprendente se dice que el "llanto y crujir de dientes" está aconteciendo ahora (párr. 14). Y también "el resplandor" de los justos (párrafos finales). En otras plabras, la siembra y la cosecha, el crujir de dientes y el resplandor de los justos ¡suceden y ocurren ahora en la misma época! Ésta observación no es solo mía, algunos lectores perspicaces también lo han manifestado en comentarios o mensajes.

Es interesante que la misma publicación en el párrafo (9) alude al proceso de crecimiento de una planta para entender éstos asuntos, pero a la vez se provocan varios anacronismos atemporales en la explicación de la parábola. Jesús había dicho sobre dicho crecimiento:

26 Y siguió diciendo: “De esta manera el reino de Dios es como cuando un hombre echa la semilla sobre la tierra, 27 y duerme de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece alta —precisamente cómo, él no lo sabe—. 28 Por sí misma la tierra gradualmente fructifica: primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga. 29 Pero tan pronto como el fruto lo permite, él mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega” (Marcos 4:26-29).

Claramente Jesús nos habla de un proceso. Y cada etapa tiene su lugar y tiempo. Ningún sembrador en la siguiente temporada de germinación volvería a sembrar trigo, y luego en la época de la cosecha, otra vez seguir sembrando trigo. Las leyes de la creación lo impiden y el sembrador debería estar actuando sin razón y lógica. En entradas anteriores se plantea la explicación que nos muestra la propia Biblia sobre ésta ilustración.



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