Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.- Salmo 23:4
¿Cómo sobrevivir a esa gran crisis de angustia mundial? ¿Cómo sobrevivir a ese “gran parto planetario” inminente?
Jesús dijo “porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder” (Mateo 24: 21). Ésta tribulación superará la angustia de todas las tragedias globales más grandes e incluso de las guerras mundiales. Será algo de carácter global en dónde será imposible la ayuda material de otros lugares, incluso de los hermanos de otras localidades. Toda la Tierra se encontrará en esa misma situación. La globalización actual justamente nos muestra que vivimos en una civilización mundial que pronto se irá a pique.
En este artículo analizaremos algo que nos puede salvar la vida. Solo si desde hoy mismo nos sometemos a un duro entrenamiento interior para refinar, cambiar y fortalecer nuestro espíritu, estaremos más preparados para resistir. Es vital dejar varias horas todos los días para realizar ésta clase de introspección y meditación interior. Solo así nos conoceremos a nosotros mismos, descubriremos nuestros puntos débiles, y estaremos fuertes para sobrevivir. No nos engañemos. Sobrevivir al Día de Jehová no dependerá de nuestros abastecimientos de comida y agua material. Si bien, nos pueden servir para la primera fase de los días, el aguante, la fe incondicional en Jehová, y el amor al semejante, serán los pasaportes para ser rescatados antes de la destrucción mundial y final.
Conocernos a nosotros mismos
Es vital que hoy día mismo dediquemos gran parte de nuestro tiempo a meditar en quienes somos. Debemos analizar nuestras reacciones ante una crisis. ¿Cómo solemos reaccionar bajo fuerte presión? ¿Nos inclinamos a actuar como la mayoría? ¿Tenemos una tendencia a irritarnos? ¿Podríamos aguantar varios días en una dificultad, y a la vez mantener un espíritu sereno? ¿Perderemos la paciencia? No es difícil realizar este auto examen. La mayoría de nosotros experimenta dificultades menores el día a día. Comparándolas con los sucesos por venir, realmente son problemas menores, pero nuestras reacciones dicen mucho de nosotros. Si no cambiamos eso en nuestro interior ahora, lamentablemente nuestro patrón de conducta hará que reaccionemos de forma similar en algún momento de la gran tribulación.
¿Tenemos apego a las cosas, las ciudades, las casas, los bienes materiales? El apego debemos eliminarlo por completo ahora mismo. Las cosas materiales son solo accesorios, pero si reaccionamos con emociones fuertes por perderlas, estamos en peligro. Esto lo podemos notar desde acciones simples como molestarnos en exceso cuando un niño rompe un jarrón, o un perro ensucia el tapiz.
Cuidado con la avaricia y la codicia. Puede que seamos personas que no necesariamente son materialistas, pero se obsesionan por acaparar cosas, alimento y comida en exceso, sin compartir o se sienten molestas interiormente cuando alguien se les adelanta y toma lo que deseaban. Esto es peligroso. Esta actitud aparentemente infantil llevó a muchos en Chile a sucumbir al espíritu de los saqueos o del egoísmo (no compartir), creyendo que al dar iban a pasar hambre o morir. Cuando albergamos esos sentimientos interiores, estamos en peligro de desconectarnos mentalmente y espiritualmente de Jehová. Además, esto nos puede llevar a transigir, pensando en que la supervivencia es lo más importante a toda costa. Tener una actitud de "la ley de la selva" o pelear por los derechos es sumamente peligroso, ya que ingresamos en el estado mental de las masas alejadas de Dios (Léase Isaías 57:20).
Nuestra relación con Jehová
En la gran tribulación y ahora mismo deben cobrar fuerzas las siguientes palabras de Jesús:
Por eso, nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas.
”Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de [Dios], y todas estas [otras] cosas les serán añadidas. Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad. – Mateo 6: 31-34
Es esencial que meditemos en lo siguiente: Solo podemos comernos lo que pertenece al día. Nadie puede comerse la comida de mañana o una semana. Jehová nos ha creado para vivir el día a día. Será un error actuar de forma egoísta acumulando alimento para meses y sin compartirlo con nadie, creyendo que esa actitud (que tendrán muchos) nos protegerá y salvará. Esa mentalidad animal inferior demuestra poca confianza en el Padre Celestial que nos ha creado muy superiores a los animales que buscan alimento por instinto. Si bien, puede ser apropiado tener un abastecimiento de agua y comida para varios días, no debemos pensar que eso nos salvará la vida. No debemos creer que eso al final nos protegerá. Solo el amor, la generosidad y la confianza en Dios nos salvará. El amor a Dios y al prójimo es el "pasaporte" para sobrevivir. El amor echa fuera el temor animal que se apoderará de las multitudes (Léase 1 Juan 4:18)
Puede que al final, incluso todo medio de sustento material fracase y aunque solo tengamos una migaja de pan y la compartamos bajo una oración, Dios nos dará sustento material y espiritual. No olvidemos que definitivamente el sustento espiritual es el más importante y trascendental. Una poderosa relación con Dios nos dará equilibrio, serenidad, paz y seguridad para actuar de forma adecuada en los días finales. Por lo tanto, hoy mismo es esencial ya entablar esa relación.
¿Cómo están nuestras oraciones? ¿Analizamos con Dios estos asuntos de nuestro interior? ¿Percibimos en acción su paz que supera a todo pensamiento? (Léase Filipenses 4:6,7) Es esencial dejar horas todos los días para fortalecer nuestra relación con Dios. No dejemos que nada nos distraiga de éste asunto tan importante. De esa forma, podremos experimentar una seguridad que se transmitirá a otros.
¿Tenemos aguante? El aguante y la abnegación nos hacen durar varios días (que se hacen eternos) en situaciones penosas. Al acercarnos a la Conmemoración, meditemos en las horas finales de aguante y dolor del Cristo. Qué la lección del madero de tormento sea nuestra propia lección (Léase Lucas 9:23). Además si nos concentramos solo en el día a día, evitaremos perder la perspectiva. Confiaremos en que cada día Jehová nos mantiene con vida, día a día. Es un error caer en la desesperación de la preocupación de días lejanos. Ésta lección debe grabarse en nuestro corazón ahora. Pidamos Espíritu Santo para que nuestro corazón sea moldeado para sobrevivir.
Crea en mí hasta un corazón puro, oh Dios,y pon en mí un espíritu nuevo, uno [que sea] constante. (Salmo 51: 10)
No perdamos la marca
En el versículo anterior a la descripción de Armagedón, se dice lo siguiente:
“¡Mira! Vengo como ladrón. Feliz es el que se mantiene despierto y guarda sus prendas de vestir exteriores, para que no ande desnudo y la gente mire su vergüenza.” (Revelación 16:15). Éstas prendas de vestir son la nueva personalidad cristiana que aflora desde el interior y que se manifiesta en acciones (Léase Colosenses 3:9,10). En la visión de Ezequiel se muestra a los ángeles exterminadores del Armagedón y se dice que solo los que “tienen la marca” sobrevivirán (Léase Ezequiel 9: 2-7). La visión nos muestra que hay ángeles que ya están marcando a los que sobrevivirán. Es vital que ahora estemos realizando los cambios interiores. La “marca” será esencial porque los sobrevivientes serán rescatados solo si tienen ésta marca interior y que solo los ángeles detectan. Esa marca es la “nueva personalidad cristiana”, algo que está en el interior y que aflora al exterior. El estudiar la vida de Cristo sin duda nos prepara y ayuda para mejorar dicha personalidad. Aprovechemos la publicación "Ven, se mi seguidor" para éste fin.
Repasemos constantemente éstos asuntos narrados en éste artículo. Día a día aprovechemos el poco tiempo que nos queda para que nos auto analicemos. Pidamos la guía de Jehová y hagamos el esfuerzo por mejorar interiormente.