domingo, 13 de diciembre de 2009

"Para Dios Todo es Posible"-parte 3


Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna. -Juan 3:16

La Vida Eterna es una promesa que aparece decenas de veces en la Palabra de Dios. Nuestros primeros padres eran eternos. Desafiaban el paso del tiempo. Desde entonces, miles de personas han buscado freneticamente la fuente de la eterna juventud.

Sin embargo, la Vida Eterna no es un hecho irreal. Hay un solo ser viviente en la Tierra que vive eternamente. La existencia de esta excepcional criatura se conoce desde hace más de una década. Desde los años noventa la especie ha sido sometida a análisis genéticos y biológicos de todo tipo para intentar arrancarle, sin éxito, el secreto de su "eternidad".

Una medusa del mar, la "Turritopsis nutrícula" no muere tras alcanzar su estado adulto, sino que es capaz de «rejuvenecer», de regresar a su forma juvenil y repetir su ciclo vital hasta alcanzar una segunda madurez... y una tercera, y una cuarta, y así hasta un número de veces que es, según los científicos, potencialmente infinito. La "Turritopsis nutricola" es capaz de conseguir esta proeza porque ha descubierto la manera de modificar sus células una vez éstas se han diferenciado. Y de hacerlas retroceder a fases anteriores a su especialización. Se trata de un fenómeno llamado transdiferenciación que se puede ver, por ejemplo cuando un órgano dañado regenera sus tejidos. Sin embargo, para esta especie de hidromedusa el proceso es algo corriente en su ciclo vital. En pruebas de laboratorio, el cien por cien de los ejemplares de "Turritopsis nutricula" analizados han madurado y vuelto a la juventud decenas de veces, sin perder en esos cambios ni una sola de sus características o capacidades. Los investigadores tuvieron que llegar a la conclusión de que la muerte orgánica es algo que en esta especie, sencillamente, no sucede. Como vemos, ya no es increible que un ser vivo pueda vivir para siempre.

Un imán permanente genera un campo magnético que afecta, dentro de los límites de su potencia, todos los sistemas biológicos de plantas, animales y seres humanos que caigan dentro de su esfera de influencia. En el caso del magnetismo terrestre, por ejemplo contribuye a la propagación, crecimiento y sustento de la vida durante largo tiempo sobre su superficie. En 1862 Luis Pasteur descubrió que el campo magnético terrestre ejerce un efecto positivo en el crecimiento de las plantas, se incrementan la fertilidad de las cultivos, rejuvenecen sus tejidos y aumenta su protección contra el frío. El Dr. Noak (Berlín) dijo: “Las mediciones eléctricas tomadas sobre el cuerpo de una planta durante su crecimiento demuestran que, efectivamente, las corrientes eléctricas influyen decisivamente, no solo sobre la absorción de agua y sales nutrientes, sino que también aceleran otros procesos vitales, como la división celular”. El Dr. Fujiyama de Japón, observó que los campos ubicados debajo de líneas de alta tensión mostraban un crecimiento y vitalidad extraordinarios. En Rusia se usó agua magnetizada para riego, las plantas crecieron entre un 20% a un 40% más rápido que las demás. Y se mantuvieron las plantas florales por mucho más tiempo.

Un ratón común comienza a envejecer a los 15 meses de vida, si se lo expone a un campo magnético de 3.000 a 4.000 gauss, dos veces por día durante una hora, todos los síntomas de envejecimiento desaparecen, mostrando la apariencia de solo 6 u 8 meses de edad. Es sabido que los campos magneticos antes del Diluvio protegian a los hombres contra el envejecimiento. La Obra Perspicacia comenta:

El Diluvio ocasionó grandes cambios. Por ejemplo, la expectativa de vida del hombre se acortó rápidamente. Se ha llegado a pensar que las aguas que se hallaban sobre la expansión antes del Diluvio protegían de los efectos dañinos de la radiación, pero que con la desaparición de ese dosel de agua, aumentó la radiación cósmica perjudicial para la composición genética del hombre.

Claramente de alguna forma el sacrificio de rescate de Cristo y el ingreso de la Tierra a una nueva etapa de restauración del magnetismo original y de clima original hará que la vida del hombre se extienda por siglos y siglos.

La vida eterna en la materia no es un sueño o una fantasía. Tiene base racional, y si bien no sabemos todos los detalles de como se realizara este milagro, claramente podemos tener FE en esa promesa.



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