Cada día de nuestras vidas, dediquemos tiempo a la reflexión. En ocasiones hago una pausa en escribir y en las jornadas diarias, y estoy esforzándome por tener una relación más estrecha con Dios. Todos los días dejemos varios minutos para que en la quietud de la mente podamos "conectarnos" con el Amor absoluto.
.
No permitamos que el enemigo nos robe tiempo. A pesar de vivir vidas ocupadas, podemos tener "técnicas" para lograr ocasiones para orar en cualesquier lugar, incluso si estamos trabajando o caminando.