He tenido que interrumpir temporalmente una serie de artículos por subir, debido a la crisis generada por el último incidente provocado en Israel. Realmente éste tema (de Israel y las profecías) lo estaba por publicar, y por algunos motivos no le he dado la culminación debida.
Cada año las universidades bíblicas gradúan a cientos de creyentes armados con los fundamentos de la idea de Israel en la profecía bíblica. La creencia final de que el Armagedón se centrará en los judíos y en Israel. Oral Roberts, Kenneth Copeland, Jim Bakker, Jimmy Swaggart y miles de otros predicadores esperan que el Armagedón ocurra en Palestina. Las revistas cristianas evángelicas publican diariamente artículos que se centran en el papel profético que desempeñaran los judíos e Israel en los últimos días. “Debemos notar el hecho”, escribe un predicador, “de que todo el universo, todas las estrellas, el sol y la luna has sido subordinadas por Dios al llamamiento de Israel. ¡Esto muestra lo importante que es Israel a la vista de Dios!".
¿Es bíblica ésta idea? Y con la fuerza política creciente del cristianismo evangélico en los Estados Unidos, ¿qué efectos podría tener esto sobre el país? De hecho, el "desayuno de oración nacional" está organizado por una misteriosa organización religiosa de ideas evangélicas: "La Familia". Esta entidad influye en los políticos tanto demócratas con republicanos en el seno de Estados Unidos. Hace poco Obama invitó a Zapatero a una de éstas extrañas reuniones.
Esta obsesión con el moderno Israel surge de las promesas que Dios hizo hace miles de años al antiguo Israel. “Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todo los pueblos que están sobre la tierra”. (Deut. 14:2). Dios prometió a los hebreos prosperidad material. “Bendito será tú en la ciudad, y bendito tu en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tus canasta y tu artesa de amasar” (Deut. 28:3-5). Incluso les prometió victorias militares: “Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti”. (vers. 7).
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Sin embargo, como muestra la Biblia, Israel como nación rehusó escuchar la voz de Jesús. Los gentiles vinieron a Jerusalén, pero para quemar la ciudad, no para adorar allí. Tuvieron lugar todas las calamidades que Cristo había advertido que ocurrirían, hasta que Israel en verdad fue “vejado por todos los reinos de la tierra” (Deut. 28:25). Y ésto sin duda continua.
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En la parábola del agricultor que plantó la viña, Jesús ilustró el fracaso de Israel. Cuando el dueño envió a sus siervos a recibir la fruta de la viña, los inquilinos los mataron uno por uno. Finalmente envió a su hijo, y lo mataron también. El dueño destruyó a los inquilinos y le dio la viña a otros. Jesús, usando la viña como símbolo de la tierra de Israel y a los inquilinos para simbolizar la infidelidad de la nación, les dijo a los líderes: “El reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él” (Mat. 21:43).
Por lo tanto, las promesas de RESTAURACIÓN NO SE CUMPLEN EN EL ISRAEL CARNAL, sino en una nación espiritual llamada en Gálatas "EL ISRAEL DE DIOS".
Pero, ¿significa que la nación de Israel (la política y física) está desligada de toda profecía bíblica? En realidad no. El que ya no sea el pueblo escogido de Dios no significa que ciertas profecías de juicio no puedan realizarse sobre ellos. De hecho, al rechazar al Hijo de Dios sin duda atrajeron una condenación colectiva como nación o sociedad (que aún no han purgado). Es un juicio al pueblo judío, no a los individuos. Es similar a la condenación sobre la humanidad debido al error de Adán y Eva. Es una rueda "profética" de "causa y efecto" que ellos mismos provocaron.
“Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”.
Cuando Jesús fué condenado en medio de la masa llena de odio, la multitud clamó: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mateo 27:25). Esta auto condenación era grave y no solamente una manifestación emocional. En realidad pagarían una pena nacional - la muerte; la sangre de Cristo sería expiada con la sangre del pueblo. El problema es que nunca la nación de Israel podrá expiarse de la sangre de Cristo. Veamos por qué.
Según la Misná (Orden Cuarto, Sanedrin) los procesos llamados de pena capital debían abrirse alegando la inocencia del reo y no su culpabilidad. En cuanto a los testigos, la ley judia era y es sumamente rigurosa en este sentido. Antes de iniciarse el proceso, los testigos debían ser amonestados severamente. (Éxodo 20,16). Se les hacia pasar en el interior de un recinto- dice la Misná – y se les decía : que no hablaran por mera suposición, por oídas, por la deposición de otro testigo, por la declaración de un hombre digno de fe que hubieran oído o que no fueran a creer que en último término no sería examinada y analizada su deposición. Habéis de saber – se les decía a los testigos – que en los procesos de sangre, la sangre del reo y la sangre de toda su descendencia penderá sobre el falso testimonio hasta el fin del mundo.
Génesis 9:5, cita: "Porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de mano del hombre; de mano del varón de su hermano demandaré la vida del hombre". El Creador declara así que castigará a toda aquella persona que derrame sangre inocente. La literatura rabínica considera que la pena le será infligida hasta el fin del mundo y la nación o pueblo culpable de derramamiento de sangre inocente no formará parte del mundo venidero.
La ley oral también decía "aquel que destruye un alma es como si hubiera destruido el mundo entero". Una nación entera se podría acarrear derramamiento de sangre por un alma inocente. ¡Cuanto más la sangre del Hijo de Dios"
La sangre de los falsos testigos penderá sobre la nación hasta el fin del mundo. Ésto significa que colectivamente como nación, el pueblo de Israel debe desaparecer de la Tierra. En 70 E.C el pueblo no pudo purgar completamente su expiación, ya que se necesitaría a un hombre perfecto para limpiar la sangre. De lo contrario, toda la nación como descendiente de David debe perecer. Ésto armoniza con las palabras de Jesús en Lucas:
Lucas 21: 23,24
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23 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. 24 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.
El contexto de ésta frase de Jesús nos habla de la Jerusalén política aplastada decenas de veces desde el año 70 E.C. Éste aplastamiento aún no ha concluido y tendrá un dramático final al término de los "tiempos de los gentiles" (los cuales en mi opinión no son los siete tiempos de Daniel 4). Éstos "tiempos señalados de las naciones" son el periodo de gobernación humana que concluirá con la venida del Reino. Y las palabras de Jesús han tenido un cumplimiento dramático:
Desde tiempos de Jesucristo, la ciudad ha sufrido su destrucción completa en 5 ocasiones y ha sido conquistada en otras 11 (periodos durante la Edad Media hasta hoy). Israel proclamó capital a Jerusalén en 1950, aunque no está internacionalmente reconocida como tal. La zona Oeste de la ciudad ha formado parte del Estado de Israel desde la constitución como país en 1948, mientras que la Este perteneció a Jordania desde 1948 hasta 1967, fecha en la que se anexionó a Israel. A diferencia de miles de pueblos y naciones que pasaron al olvido, Israel aún sigue siendo eje en el escenario mundial y la fuente de cruentas disputas internacionales hasta hoy. Ésto sin duda obedece a un patrón superior de cumplimiento profético y al hecho de que Jerusalén será aplastada hasta el final. Las noticias recientes nos muestran también cuán implicados están los judíos y Estados Unidos en la historia moderna. Sin embargo, sabemos que Satanás desea sacar provecho extraviando a varias iglesias, cuando más bien las profecías no son de restauración sino de Juicio, al igual que ciertas profecías han hecho hasta el día de hoy a la antigua Babilonia un lugar inhabitable.
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La mayoría de los acontecimientos más importantes en la historia bíblica han ocurrido en Oriente. Melquisedec enseñó a la humanidad en ese lugar, Abrahán tal vez quiso sacrificar a Isaac, y después David la hizo capital del trono de Jehová en la Tierra. Siglos después las calles y piedras de Jerusalén fueron testigos de los eventos asombrosos que rodearon la muerte y resurrección de Jesús el Mesías, hace casi dos mil años. El asesinato del Obrero Maestro de todo el Universo. Toda la historia bíblica está en esas tierras, y por ende, no nos debería extrañar que los sucesos finales del drama y el escenario global alcancen una culminación (como la representativa "paz y seguridad") en tierra "santa".
Es altamente posible que la ONU y la comunidad internacional hagan un pisoteo final sobre Jerusalén. Algo devastador está por llegar sobre esa ciudad, la cuál ahora es el símbolo de las tres principales religiones de origen común: Abrahán.
lunes, 31 de mayo de 2010
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