martes, 27 de abril de 2010

"Como en los días de Noé"


El posible descubrimiento del Arca de Noé me trae a la memoria un tema sobre el cual algunos me han consultado. ¿Deben los cristianos casarse o tener hijos en el tiempo del fin?

Aunque es un tema personal, ciertamente no todas las cosas son "ventajosas" como dice Pablo. Antes no me habría atrevido a dar un consejo tan íntimo. Sin embargo, la acumulación de pruebas actuales nos demuestran que ahora realmente se cumplen las palabras de Pablo en 1 Corintios 7:

Digo pues á los solteros y á las viudas, que bueno les es si se quedaren como yo. Mas también si tomares mujer, no pecaste; y si la doncella se casare, no pecó: pero aflicción de carne tendrán los tales; mas yo os dejo.

Esto empero digo, hermanos, que el tiempo es corto (el tiempo que queda está reducido): lo que resta es, que los que tienen mujeres sean como los que no las tienen,

Y los que lloran, como los que no lloran; y los que se huelgan, como los que no se huelgan; y los que compran, como los que no poseen;

Y los que usan de este mundo, como los que no usan: porque la apariencia de este mundo se pasa.

En los días de Noé la humanidad estaba tan absorta en los placeres carnales y en realizar vidas normales que los matrimonios abundaban y todos solamente buscaban con afán parejas. Ahora bien ¿por qué Pablo recomienda no casarse en el tiempo final (hoy en día)? Porque habrá "tribulación en la carne", no solo por las diferencias personales, sino porque en las persecusiones finales muchos matrimonios serán separados y ésto añadirá desgaste emocional. Recordemos que para sobrevivir nuestra relación personal con Dios es más importante que nuestra relación de pareja. Adán hizo fracasar a toda una especie porque demostró lealtad a Eva en vez de a Jehová.

El tener hijos también añade preocupación agotadora que podría debilitar más a los padres. ¡Ay de las mujeres que dan de mamar! dijo Jesús. En 607 a.E.C y en 70 E.C muchos padres sufrieron. Y aunque Dios proteja a los hijos pequeños por la santidad de sus padres, ésto no mermara la aflicción sobre ellos. Los hijos de Noé se abstuvieron de tener hijos. Solo después del Diluvio ellos comenzaron a llevar una vida normal.

Éstos consejos inspirados no son reglas, pero si los escuchamos nuestra carrera por la vida será más liviana. Sufriremos menos. Habrá menos riesgo de tropezar y perdernos para siempre. A fin de cuentas, la salvación es un asunto personal, y el amor romántico podría estorbar dicha salvación, sobre todo si las dos personas no comparten la misma devoción por el Creador. Ésta es la tragedia de casarse con personas que no tienen el mismo ritmo espiritual.

Ahora bien, quienes ya están casados y tienen hijos, hacen bien en meditar en las palabras de Pablo. Que su vida familiar sea importante, pero que no se provoque un estilo tan auto complaciente que haga peligrar la vida de todos.



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