Tal como comentábamos, los árboles en las Escrituras representan a gobernantes, reinos, seres humanos, e incluso ángeles. De hecho, no es casualidad que los paganos utilizaran a los árboles como símbolos de deidades. De hecho, el árbol de Navidad es una derivación de éstas ideas.
Tal como comentó un lector, el hecho de que por un árbol el hombre perdiera la vida y la recobrara (madero) no es un capricho de los sucesos. La Biblia también habla del árbol de la vida, y no es casual que Jesús trabajara en la madera por muchos años.
Ahora bien, el pasaje de Daniel 4 nos habla de un árbol inmenso:
’Ahora bien, sucedió que las visiones de mi cabeza sobre mi cama contemplaba, y, ¡mira!, un árbol en medio de la tierra, y la altura de este era inmensa. 11 El árbol creció y se hizo fuerte, y su altura misma finalmente alcanzó a los cielos, y era visible hasta la extremidad de toda la tierra. 12 Su follaje era hermoso, y su fruto era abundante, y había alimento para todos en él. Bajo él las bestias del campo buscaban sombra, y en sus ramas mayores los pájaros de los cielos moraban, y de él toda carne se alimentaba. - Daniel 4: 10-12
Esta representación de un árbol (deidad o gobernante) era común para los caldeos. De hecho, el que las bestias busquen alimento a los pies del árbol nos señala la costumbre navideña de que los personajes y regalos estén en esa posición en el árbol.
Durante largos años he estado analizando este pasaje y he encontrado que la aplicación a Nabucodonosor dada en el propio relato nos da una idea de su aplicación más amplia y global. Quizás más adelante, cuando disponga de más tiempo, pondré todas las pruebas al alcance de los lectores. No obstante, puedo adelantar las siguientes conclusiones:
El Árbol representa en un sentido más amplio, a una coalición de poderosos en oposición a Jehová. El Árbol corresponde a la gobernación conjunta de Adán con Satanás (como querubín). Ambos se ensalzaron en oposición a Jehová y fueron "rebajados a tierra".
Y te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo tu morada llegará a ser, y la vegetación es lo que te darán aun a ti a comer tal como a toros; y con el rocío de los cielos tú mismo estarás mojándote, y siete tiempos mismos pasarán sobre ti, hasta que sepas que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere [darlo] lo da. - Daniel 4: 25
Ciertamente lo que le sucedió a Nabucodonosor muestra lo que le sucedió a Adán y Satanás como rebeldes. Los "siete tiempos" en un sentido amplio son siete "épocas" en dónde el hombre y el diablo conjuntamente están confinados con ataduras y se encuentran en condición de bestia. Justamente a la gobernación de Satanás y el hombre se le llama "bestia salvaje". De hecho, las siete potencias de la bestia salvaje ocupan cada una un turno desde tiempos remotos hasta los días actuales y a cada una se le da un tiempo señalado de gobernación. En un sentido amplio, éstos son los tiempos "señalados de las naciones" que deben expirar de forma definitiva en Armagedón.
Curiosamente al observar los árboles navideños y el gran culto que se les da en esta fecha del solsticio desde el 21 de diciembre hasta el día 25, hemos podido recordar este interesante tema. La humanidad en verdad está cegada. No saben a quién le rinden tributo.
“Las cosas que las naciones sacrifican, a demonios las sacrifican, y no a Dios”. (1 Corintios 10:20.)