sábado, 9 de enero de 2010

Reflexiones


Es difícil luchar y equilibrar todas las inquietudes. Cuando uno lleva años de duro entrenamiento es más soportable, pero a veces las presiones son insostenibles. Se que a muchos lectores les sucede lo mismo.

Tengo varios estudios que compartir, pero me ha sido difícil escribirlos. Ciertamente se acerca una prueba mayor sobre todos nosotros. Pero cuando esa prueba viene de nuestra familia o nuestros hermanos en la fe, el dolor es mayor.

Entonces los entregarán a tribulación y los matarán, y serán objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre. Entonces, también, a muchos se les hará tropezar, y se traicionarán unos a otros y se odiarán unos a otros. Y muchos falsos profetas se levantarán y extraviarán a muchos; y por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte. - Mateo 24: 9-12

Pero a causa de los falsos hermanos introducidos calladamente, que entraron a hurtadillas para espiar nuestra libertad que tenemos en unión con Cristo Jesús, a fin de esclavizarnos completamente... a estos no cedimos a manera de sumisión, no, ni por una hora, para que la verdad de las buenas nuevas continuara con ustedes. - Galátas 2:4

Estas palabras sin duda se cumplen y cumplirán en el pueblo de Dios para una refinación final. La Biblia habla sin rodeos del asunto. No lo adorna diciendo que todo es un paraíso cien por ciento espiritual. A veces el campo de batalla está en el interior. Satanás sembró la maldad en los mismos cielos, y por supuesto que lo hace en las congregaciones. Esta quizás sea nuestra prueba más dolorosa. Solo la oración, una actitud fuerte y segura nos ayudarán. Es tiempo de fortalecer el carácter interior. Pidamos ayuda al Padre para soportar la hora más oscura. Recordemos al Maestro, escupido y traicionado por su pueblo. Como cargó ese madero debe ayudarnos a soportar la carga emocional que tenemos que soportar hasta el fin.
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A veces ésta situación nos hace dudar de seguir siendo cristianos o estar incluso en una organización. Es humano sentirse así, y no podemos condenarlo. Pero el meditar en que los siervos de Dios sufrieron por sus mismos compañeros o familiares, nos puede dar un cable para no atacar al Padre o maldecir nuestros días como cristianos. Nunca hagamos eso. Recordemos a Job.
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Un abrazo a todos los que sufren.




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