viernes, 8 de enero de 2010

El Fin del "sacrificio público" es inminente.

No debería sorprendernos, pero la paranoia artificial por el resurgimiento del terrorismo incluirá otros ángulos. Tal como nos hemos informado, sobre el 70% de los países tienen severas restricciones para la libertad de religión. En algunas partes es obligación que los predicadores tengan "permisos especiales" o usted no pueda tocar una puerta de un vecino libremente. La siguiente noticia no hace más que confirmar este hostigamiento por venir.

"A nosotros nos extorsionaban unos falsos predicadores"
Las extorsiones están a la orden del día. Cada vez los delincuentes buscan nuevas formas para cometer sus fechorías. En la colonia La Gloria varias familias eran (y probablemente son) extorsionadas por falsos predicadores.

“Cuando el timbre sonó salí a la puerta a ver por la ventana. Eran dos jóvenes, hombre y mujer, que con Biblia en mano me dijeron que eran Testigos de Jehová. Cuando les abrí, uno de ellos abrió la supuesta Biblia y adentro andaba una pistola… -No se preocupe no le vamos a hacer nada, pero desde ahora en adelante vamos a venir todos los sábado y usted nos tiene que dar $25 para que no le pase nada a sus hijos-.

Me dejaron una carta y se fueron. Desde la ventana vi que tocaron la puerta de una casa ubicada a unas siete de donde yo vivía. Me imagino que lo mismo le dijeron.

En la carta decían que ya me conocían, que sabían donde trabajaba mi esposo y donde estudiaban mis hijos. Me amenazaban con matar a uno de ellos si acaso no les daba el dinero el próximo sábado.


Por la noche, cuando mi esposo llegó le conté lo ocurrido y le enseñé la carta. Mi esposo tiene un pariente que es oficial del ejército, por lo que le pidió ayuda y éste le recomendó denunciar la extorsión a la PNC. Sin embargo, mi esposo no quiso por temor a represalias, ya que mis niños están pequeños y al parecer los extorsionistas sabían todo de mi familia.

El siguiente sábado llegaron. Esta vez llegaron tres, dos hombres y una mujer. Tocaron el timbre y cuando salí me dijeron que si colaboraba puntualmente con ellos durante tres meses, hasta me podían bajar la cuota a $20.

Supimos que los extorsionistas llegaron al negocio de mudanzas a pedirle la dirección de nuestra casa y que luego nos fueron a buscar, pero ya no estábamos. Un día, en noviembre pasado, mi esposo visitó al vecino que estaba siendo extorsionado y éste le contó que ya lo habían dejado de extorsionar, pero que ahora le pedían dinero a otras familias. Los delincuentes siempre simulaban ser Testigos de Jehová.

Cuando me extorsionaban vivía en la colonia La Gloria de Mejicanos, hoy vivo en una colonia muy tranquila, pero aunque sea muy tranquila, por nada del mundo le abro la puerta a quienes llegan con Biblia en mano. Es posible que de verdad lleguen a predicar, pero también es posible que uno de ellos sea extorsionista.

Es injusto pensar en que alguien predicando puede ser extorsionista, pero vivimos en El Salvador, donde los delincuentes se valen de todo… hasta de la Biblia. - Diario Página El Salvador

Situaciones semejantes bajo el pretexto de la delicuencia, terrorismo, etc. están provocando que cada persona que se acerque a hablar de Dios sea peligrosa. Se ponen severas restricciones a la libertad de expresión religiosa. Si usted aún vive en una zona dónde no se están manifestando éstos problemas: aproveche toda oportunidad de dar el testimonio. Pronto, no se podrá hacerlo y sentiremos remordimiento si no hemos sido diligentes.



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