Es posible que algunos lectores tengan dificultades para asimilar una posible nueva interpretación del capítulo 4 de Daniel. ¿Significa que nuestra fe y la religión que ha promovido una interpretación inexacta está equivocada? En absoluto. Hoy tenemos una mayor madurez para entender que pese a algunos errores interpretativos, el pueblo de Dios sigue contando con su respaldo pleno.
Cuando leemos las cartas de Pedro o Pablo, nos damos cuenta de que ellos esperaban la venida del Día de Jehová para su época, lo deseaban ver en sus vidas personales.
1 Pedro 4.7: "Pero el fin de todas las cosas se ha acercado. Sean de juicio sano, por lo tanto, sean vigilantes en cuanto a oraciones"
1 Corintios 7:29: “El tiempo que queda está reducido”
Los primeros cristianos estaban ansiosos con la Parausía en sus vidas y las cartas apostólicas lo confirman. Fué una gran prueba cruzar el umbral del I siglo y no ser "arrebatados en nubes" (1 Tes. 4:17). ¿Estaban equivocadas las exhortaciones a estar alertas y ser vigilantes? Claro que no. Fueron un error desde un punto de vista histórico, pero su mensaje sigue siendo vital hasta el día de hoy.
Esto demuestra que Dios ha permitido el error en las apreciaciones solo con un fin mayor y que solo se entiende más tarde. Es la paradoja de la que hablamos antes. La interpretación inexacta nos lleva finalmente a descubrir cosas secundarias e importantes. Se equivocan quienes atacan a los testigos de Jehová y los llaman "falsos profetas", puesto que solo estarían juzgando a los testigos por un error de contexto histórico. Sería similar el llamar a los apóstoles del siglo I "falsos profetas" puesto que creían en la venida de Cristo para sus vidas. Los testigos de Jehová colocaron la base para la correcta cronología bíblica y muchos entendimientos importantes, aunque de manera paradojal el entendimiento de lo que acontecería en dicha cronología estaba errado. Así es como debemos ver el asunto de 1914. Los entendimientos de qué acontecería ese año no son exactos, pero eso no quiere decir que se debe menospreciar el trabajo de la cronología.
Por ejemplo, Cristóbal Colón falleció creyendo que había llegado a las Indias, sin saber que era otro Continente el que había encontrado. Es interesante que al final de su vida Colón fue apresado y finalmente desacreditado. No obstante, los siglos le hicieron justicia histórica al recordarlo con un precursor del descubrimiento de un "nuevo mundo" a pesar de existir un error en la interpretación de Colón durante su vida. Hoy, los testigos de Jehová pueden haber estado errados en el entendimiento de algunos sucesos cronológicos (como 1914), pero el futuro les hará justicia por haber restaurado el estudio serio de la cronología y la profecía.
El discípulo que no moriría
20 Volviéndose, Pedro vio al discípulo a quien Jesús amaba, que venía siguiendo, el que en la cena también se había recostado sobre su pecho y dicho: “Señor, ¿quién es el que te traiciona?”. 21 Por eso, cuando alcanzó a verlo, Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¿qué [hará] este?”. 22 Jesús le dijo: “Si es mi voluntad que él permanezca hasta que yo venga, ¿en qué te incumbe eso? Tú continúa siguiéndome”. 23 Por consiguiente, entre los hermanos salió este dicho: que aquel discípulo no moriría. Sin embargo, Jesús no le dijo que no moriría, sino: “Si es mi voluntad que él permanezca hasta que yo venga, ¿en qué te incumbe eso?”.-Juan 21: 20-23
Es interesante que los primeros cristianos creyeron que Juan el amado era una especie de inmortal en la carne (algo así como un Highlander). Quizás pasaron décadas con ésas ideas erradas entre los hermanos. Jesús no las corrigió y dejó "el agua correr". Juan mismo al redactar su evangelio fué el que explicó la frase de Jesús casi al término del I siglo. Sin embargo, la frase de Jesús SI fué providencial. En el fondo quiso decir que Juan recibiría la Revelación de Jesucristo. Y así fué. Jesús "regresó" para darle a Juan dicha Revelación. Por lo tanto, la interpretación, aunque estaba errada, sirvió para que los fieles se mantuviesen alerta con "algo" que ocurriría con Juan. Y Juan les entregó para sorpresa final la última Revelación. Luego Juan falleció.
Así que desde cierta perspectiva es cierto que Dios "escribe recto en renglones torcidos". De hecho, cuando vemos alguna situación difícil, como una enfermedad, un conflicto, una deuda, una depresión, etc., son lo que podríamos llamar renglones torcidos, es nuestra percepción, las imágenes mentales que nos hacen ver esa situación. Sin embargo, a la larga comprendemos que esas cosas Dios las permite para nuestro enriquecimiento moral y desarrollo espiritual. Al final obtenemos un bien del error. Entonces comprendemos que el Dios Padre que tanto amamos realmente escribe recto.
Si esto ocurre con nuestras percepciones cotidianas de la vida, ¡con cuanta más razón con las interpretaciones proféticas! Así que la madurez y equilibrio nos harán ver las cosas en su debido lugar y no apartarnos del pueblo de Dios y de la misión que El pueda darnos.
Un abrazo
sábado, 7 de agosto de 2010
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