sábado, 7 de agosto de 2010

Daniel y el Reino de Dios

Daniel capítulo 4, tal como hemos visto, nos señala en su máxima expresión un periodo de "siete tiempos" desde la caída de Adán. Recordemos que el fin de la profecía es el siguiente: "con la intención de que sepan los vivientes que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere [darlo] lo da"- Daniel 4: 17. ¿Cuando los vivientes de la humanidad sabrán que Jehová es el verdadero gobernante? Solamente en Armagedón las naciones sabrán quién es Jehová y reconocerán la soberania depositada en su Hijo.

Hay algo a lo que me resisto a pasar por alto. El libro de Daniel completo, cuando uno lo lee con detenimiento, tiene por objetivo hacer ver lo indiscutible de la Soberanía Universal de Jehová sobre las naciones independientes a Él. El marco de circunstancias es verdaderamente magnifico. Daniel y sus compañeros son llevados cautivos a un imperio que se alza sobre Dios. Nabucodonosor mismo representó a una de estas bestias de las que habló Daniel. Ahora bien, el mismo libro es reiterativo (tal como la Biblia). Nos habla de los mismos sucesos, pero bajo otras formas y otros detalles. Algunas veces se profundiza más en estos, y otras veces se ve desde un plano más general. Como digo, Daniel se caracteriza por eso.

Por ejemplo, el capitulo 2 se refiere a los mismos hechos del capitulo 7 (aunque éste tiene otro ropaje simbólico) en dónde vemos que la gran imagen compuesta por diversos metales se refiere a las mismas bestias del capitulo 7. Hay más detalles, por supuesto, en uno y en otro, lo cual nos permite tener un mosaico general, compuesto de varias partes. El capitulo 8, por su parte, se concentra en 2 de las 4 bestias sucesivas del capitulo 7. Sin embargo, se les representa de manera diferente para hacer mención de otros detalles. El capitulo 9, por su parte, se concentra en la futura venida del Mesías, y la destrucción de Jerusalén por los romanos. El capitulo 11, y 12, por su parte, representan los conflictos sucesivos de dos bloques, el rey del norte, y el rey del sur, siendo éstos, los restos de los imperios bestiales anteriores. El capitulo 1, 3, 5, 6, 9, y 10 involucran aspectos relacionados con la adoración verdadera, destacando a Jehová como gobernante sobre los reinos humanos, y son sucesos ocurridos durante la vida de Daniel.

El capitulo 4, por lo tanto, desde un punto de vista general, se relaciona con los capítulos 2 y 7, que nos hablan de los gobiernos humanos, y del reconocimiento final de la soberanía de Dios sobre la humanidad, y el cambio que esto significa para el planeta. De hecho, al cortar el árbol, se da la lección de que "los vivientes (la humanidad) sepan que realmente el Altísimo es el gobernante en el reino de la humanidad, y a quien él quiere darlo lo da, y coloca sobre él aun al de más humilde condición de la humanidad" (Dan 4:17). Cuando Jesús estuvo en la tierra, Satanás intentó conseguir su apoyo. Sin embargo, Jesús con su proceder demostró que, aunque Satanás es el gobernante de este mundo caído, su pretención al dominio eterno del mundo era falsa, ya que Jehová verdaderamente ha permitido su gobierno de forma temporal. Fue tal esta seguridad que él declaró al final de su vida: "El gobernante (o príncipe) de este mundo ha sido juzgado" (Juan 16:11). A Pilato (representante de la bestia romana bajo Satanás) Jesús contestó: "No tendrías autoridad alguna contra mí a menos que te hubiera sido concedida de arriba". (Juan 19:11).

Jesús, en efecto, demostró ser el "de más humilde condición de la humanidad". A pesar de haber tenido un puesto importante en los cielos, descendió "y se humilló como Hijo del Hombre" (Fili. 2:5-11). Desde su modesta vida como carpintero hasta su muerte valerosa, él manifestó ser "Aquel de quienes hablaron los profetas". Sin embargo, aunque en sentido terrestre provenía del linaje de David, él no vino a restaurar un gobierno terrenal. No, su gobierno trasciende y es una dominación que afectará a todo el mundo. Jesús no vino a restaurar el trono terrestre de David. Esto es una razón más que deja fuera de conexión la relación con el trono terrestre de Israel, ya que es un asunto que verdaderamente involucra algo mayor. En este sentido Daniel 4, habla de sucesos relacionados con los otros capítulos proféticos, pero tiene la particularidad de ver el asunto desde una óptica más Universal, ya que involucra a toda la Historia de la humanidad, desde Adán hasta nuestros días, además de la relación con los asuntos referentes al orden espiritual, que subyace tras el nuestro.


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