Por ejemplo, en la Atalaya del 15 del 10 del 2009 se realizaba el siguiente comentario:
“Anchura y longitud y altura y profundidad”
¿Cómo llegamos a estar “arraigados” y “estabilizados en la fe”? Una manera es ahondando nuestras raíces, por decirlo así, mediante el estudio constante de la Palabra inspirada de Dios. Jehová desea que “comprend[amos] con todos los santos cuál es la anchura y longitud y altura y profundidad” de la verdad (Efe. 3:18). Nadie debería, por tanto, contentarse con un entendimiento superficial, con solo saber “las cosas elementales” de la Palabra de Dios (Heb. 5:12; 6:1). Al contrario, a todos debería entusiasmarnos profundizar en las verdades bíblicas (Pro. 2:1-5).
Pruebe su entendimiento
¿Por qué no comprueba si entiende bien algunas verdades bíblicas fundamentales? Tal vez esto lo anime a ser más diligente en su estudio personal de la Biblia. Tomemos como ejemplo los primeros versículos de la carta de Pablo a los Efesios, que aparecen en el recuadro titulado “A los Efesios”. Lea estos versículos y vea si entiende lo que significan las frases en cursiva.
Cómo notamos, se nos anima no solo a ser autómatas que simplemente leen y luego se apresuran a buscar las explicaciones conocidas o básicas. A modo de ejemplo, los PSB de cada semana brindan oportunidades para extraer joyas de la Palabra de Dios. Pero también hemos de reconocer que mediante el estudio diligente de la Biblia, tarde o temprano, será inevitable encontrar “luz” o “claridad” sobre algunos asuntos. Al respecto, una Atalaya reciente comentó:
Por su parte, los cristianos que realmente han sido ungidos no exigen atención especial. No creen que el hecho de ser ungidos les dé una mejor comprensión de los asuntos espirituales que la de algunos miembros experimentados de la “gran muchedumbre” (Rev. 7:9). Tampoco creen que tengan necesariamente más espíritu santo que sus compañeros de las “otras ovejas” (Juan 10:16). No esperan recibir un trato especial ni se creen con mayor autoridad que los ancianos de la congregación simplemente porque participan de los emblemas.- Atalaya 15/6 2009 párr. 15
Cómo se reconoce, hay miembros de la gran muchedumbre que pueden tener mayor comprensión que los ungidos sobre asuntos espirituales. Sin embargo, de manera paradójica, los miembros de la gran muchedumbre no tienen injerencia en la redacción de los artículos, cómo tampoco la tienen miles de otros ungidos. Ahora bien, si hay miembros de la gran muchedumbre que pueden tener mayor comprensión de asuntos bíblicos, es lógico y evidente que algunos asuntos bíblicos publicados por los ungidos no sean totalmente correctos. ¿Comprende la lógica envuelta aquí?
Cefey ha comentado un ejemplo no menos importante, y con tintes incluso dramáticos. Después de décadas de no tener claro el asunto de la neutralidad cristiana (véase entrada "Liberados de Babilonia") se publicaron declaraciones semejantes en varias revistas:
Los Testigos explicaron que no es que ellos se opongan al servicio civil como tal, sino que, más bien, es un asunto de estricta neutralidad. Por lo tanto, cualquier trabajo que meramente sea un sustituto del servicio militar sería inaceptable para los testigos de Jehová.
Otras preguntas restringieron aun más la cuestión. “Cuando una persona objeta al servicio militar,” declararon los agentes del gobierno, “pasa de la jurisdicción militar a la jurisdicción civil y desde ese momento no tiene nada que ver con lo militar. ¿Por qué, entonces, sigue siendo objetable el aceptar ese servicio civil?”
El aceptar voluntariamente tal trabajo es objetable para el cristiano porque la ley de Dios dice acerca del asunto: “Ustedes fueron comprados por precio; dejen de hacerse esclavos de los hombres.” (1 Cor. 7:23) El servicio civil como un sustituto del servicio militar sería exactamente tan objetable para el cristiano como lo es el servicio militar. De hecho, mediante el mismo se estaría haciendo parte del mundo en vez de mantenerse separado como mandó Jesús.—Juan 15:19; 17:14-16. - ¡Despertad! 75 8/3 pág. 23
Debido a éste “entendimiento”, muchos cristianos fueron apaleados y encarcelados por largos años. Y los que decidieron hacerlo porque no veían nada indebido, fueron expulsados. A pesar de que algunos en ésos años escribían cartas al cuerpo gobernante, una línea cerrada no tomaba en cuenta dichas exposiciones basadas en la Biblia, aludiendo sencillamente que había que obedecer a los ungidos. Los “ungidos” de la Sede Mundial tenían más entendimiento que los miembros de la gran muchedumbre.
Sin embargo, pasaron largas décadas, hasta que el asunto comenzó a cambiar. Otro “entendimiento”, “nueva luz” recibida hicieron posible más flexibilidad sobre el tema. Notemos la declaración más “suave”:
Servicio civil. Hay países que exigen que los objetores al servicio militar realicen por algún tiempo un servicio civil. ¿Qué debemos hacer si nos enfrentamos a esta situación? Orar a Jehová e informarnos bien, tal vez pidiéndole consejo a un cristiano maduro. Así podremos tomar una buena decisión de conciencia (Proverbios 2:1-5; Filipenses 4:5).
La Palabra de Dios nos pide que seamos “obedientes a los gobiernos y a las autoridades”, que estemos “listos para toda buena obra” y que seamos “razonables” (Tito 3:1, 2). Teniendo esto presente, debemos preguntarnos qué ocurrirá si aceptamos el servicio civil: “¿Se verá comprometida mi neutralidad cristiana o me veré involucrado en la religión falsa?” (Miqueas 4:3, 5; 2 Corintios 6:16, 17). “¿Me será difícil, o incluso imposible, cumplir con mis responsabilidades cristianas?” (Mateo 28:19, 20; Efesios 6:4; Hebreos 10:24, 25.) “O por el contrario, ¿tendré tiempo para participar más en las actividades espirituales, e incluso emprender el ministerio de tiempo completo?” (Hebreos 6:11, 12.)
Si un cristiano decide con conciencia limpia cumplir con un determinado servicio civil en lugar de ir a la cárcel, sus hermanos en la fe deben respetar su decisión (Romanos 14:10). Y lo mismo deben hacer si decide no cumplir con dicho servicio (1 Corintios 10:29; 2 Corintios 1:24). - lv 214, 215
Y ahora surge la pregunta, ¿era necesario el sufrimiento de muchos hermanos para “entender” éstas cosas? Y ¿qué sucedió con el válido entendimiento de miembros de la gran muchedumbre que sí estaban en lo correcto? ¿Deberían haberse quedado callados en su “luz” y no haber alertado a sus hermanos que podían perder la libertad o la vida? ¿Deberían haber mantenido su “interpretación privada” de los asuntos? ¿Y si hubiesen contribuido a evitar muertes y sufrimiento?
¿Acaso no es para reflexionar?
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¿Acaso no es para reflexionar?
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Lo teocrático es que justamente tanto miembros ungidos como los de la gran muchedumbre (de todo el mundo), puedan enviar libremente sus inquietudes, apuntes, estudios e investigaciones, y que se pueda extraer lo mejor de dichos apuntes e ideas, corregir algunos errores, y en la forma de una especie de “red global” se pueda colaborar con el “esclavo”. La humildad tomaría en cuenta dichas posibilidades y finalmente se redactarían artículos con los aportes de muchos miembros de la hermandad. Sin embargo, una Atalaya reciente fue categórica:
¿Existe una especie de red global formada por todos los ungidos de la Tierra que sirva para revelar las nuevas verdades espirituales? No. Aunque el esclavo en su conjunto tiene la responsabilidad de alimentar espiritualmente a la casa espiritual, es decir, a los discípulos ungidos de Cristo, no todos los miembros de dicho grupo tienen los mismos deberes o asignaciones. (...) Al igual que en el siglo primero, el Cuerpo Gobernante no consulta a cada uno de los miembros de la clase del esclavo antes de tomar una decisión. - Atalaya 15/6 2009
Fijémonos que se habla de las decisiones del siglo I, pero en cuanto al problema de la circuncisión una lectura cuidadosa del libro de Hechos 15 nos muestra que en iluminar sobre la decisión final participó “una multitud”, y “los apóstoles y a los ancianos, junto con toda la congregación”. Finalmente los apóstoles y ancianos (no se especifica si eran ancianos de varias congregaciones) junto con el apoyo de las congregaciones toman el acuerdo, y transmiten la decisión (a Antioquía y Siria y Cilicia) a nombre de los ancianos y apóstoles.
Confiemos mientras tanto en Jehová. Siga sirviendo en su congregación local, la cuál pertenece al Cristo, pero desarrollemos cualidades maduras para enfrentar todos los grandes cambios y refinaciones por llegar.