En el Modelo Cronológico del Santuario hemos examinado la cronología sagrada de la aparición en la Tierra de los dos Adanes, los únicos varones perfectos que han existido en el planeta. Cómo usted recordará, Adán fue creado en 4026 a.E.C, y la separación con la aparición en la carne (la materia) del segundo Adán es de 4025 años. Éste periodo de tiempo corresponde al Santo cronológico (el primer compartimiento del Templo). El recorrido ceremonial de los sacerdotes al interior de ésta primera habitación corresponde al peregrinaje de la humanidad desde los días de Adán hasta la aparición de Jesús en la Tierra. Cuando nace Jesús es colocada en la Tierra la “cortina”, su carne perfecta, y se inicia la época del Santísimo. Cómo ésta segunda habitación era la mitad de la longitud del Santo, debemos contar unos 2012 años y fracción, que contados desde el nacimiento de Jesús nos llevan hasta finales del año 2012 y principios del 2013, como fechas posibles del término de dicho Modelo. Es posible que para ésa época ya todos los restantes de los 144.000 en la Tierra hayan sido “sellados” como la parte final del Templo de Dios en la Tierra. Entonces poco después los vientos del fin del sistema serían soltados.
Ahora bien, también es altamente posible que éste acontecimiento esté ligado con la manifestación final del Mesías. ¿Qué queremos decir?
Porque cuantas veces coman este pan y beban esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor, hasta que él llegue. (1 Corintios 11:26) * Nota1
15 Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia (PARAUSÍA) del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido [en la muerte]; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con [el] Señor. (1 Tes. 4:15-17) * Nota 2
* Nota 1 y 2: Las referencias bíblicas enlazan ambos pasajes como parte de los mismos sucesos finales. Si Cristo ya realizó su Parausía a principios del siglo XX, ¿por qué los cristianos ungidos continúan celebrando la Conmemoración? ¿Acaso no significan sus palabras que aún él no ha llegado?
Claramente éstos y otros pasajes citados aluden a la reunión final de los restantes de los 144.000, los cuales tienen que encontrarse con Cristo al tiempo de la Parausía. Ahora bien, es de interés la frase y expresión que el propio Cristo usó para referirse a éstos eventos finales:
”Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. 30 Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre (ven-’a·dhám), y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento, y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. 31 Y él enviará sus ángeles con un gran sonido de trompeta, y ellos reunirán a los escogidos de él desde los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta su otro extremo.-Mateo 24: 29.31
Cómo notamos, Cristo usa intencionadamente la expresión ben–’a·dhám (Hijo del Hombre). Cómo notamos, incluye parte de la esencia de la palabra Adán (humanidad). La frase “Hijo del Hombre” también se puede decir cómo “hijo de la humanidad; hijo humano o terrestre”. En los evangelios se encuentra esta expresión casi ochenta veces, y en todos los casos aplica a Jesucristo. Él la utilizó para referirse a sí mismo. Al respecto la Obra Perspicacia comenta:
El que Jesús se aplicase a sí mismo esta expresión mostraba con claridad que el Hijo de Dios era en realidad un ser humano, que “vino a ser carne”. (Jn 1:14.) Era “procedente de una mujer”, puesto que la virgen hebrea María lo había concebido y dado a luz. (Gál 4:4; Lu 1:34-36.) Por consiguiente, no “se encarnó” o simplemente materializó un cuerpo humano, como habían hecho antes ciertos ángeles, sino que llegó a ser un verdadero ‘hijo de la humanidad’ al nacer de una madre humana. (Compárese con 1Jn 4:2, 3; 2Jn 7; véase CARNE.)
Jesús claramente llegó a ser el “Hijo del Hombre” cuando nació en la aldea de Belén. Precisamente cuando su carne o “cortina” es colocada entre el Santo y el Santísimo cronológico. Por lo tanto el que la palabra “Hijo del Hombre” esté relacionada con Adán, y luego con el nacimiento de Jesús, nos explicaría que la manifestación final (o señal) del Hijo del Hombre al término de la gran tribulación justamente tiene que ver con el retorno del Hijo del Hombre. Incluso los seres humanos que no tienen fe tendrán que darse cuenta de su autoridad cuando la “señal del Hijo del Hombre” se manifieste al destruir este mundo impío. (Mt 24:30.)
En otras palabras, el Modelo Cronológico del Santuario (el Templo representó a un hombre perfecto) nos está hablando de la aparición del primer Adán (’a·dhám), luego del aparición del Hijo del Hombre (ben–’a·dhám) o segundo Adán, y finalmente de la Presencia (parausía) del tercer Adán (ben–’a·dhám) con poder y gloria. Es interesante que algunos círculos judíos también se refieran a esto como el regreso del Adán-Kadmon (el hombre primordial), el hombre-dios que regresa a la Tierra con poder y gloria superior.
47 El primer hombre procede de la tierra y es hecho de polvo; el segundo hombre procede del cielo. 48 Tal como el que fue hecho de polvo [es], así aquellos hechos de polvo [son] también; y tal como el celestial [es], así los que son celestiales [son] también. 49 Y así como hemos llevado la imagen de aquel hecho de polvo, llevaremos también la imagen del celestial. (1 Cor. 15:47-49)
Claramente Pablo nos dice que el primer Adán procede del polvo o la tierra. Nos habla de su creación en 4026 a.E.C. Luego nos dice que el segundo procede del cielo. Esto ocurrió cuando Jesús ingresó en nuestro mundo como ser humano e hijo del hombre terrestre. Y fijémonos como se relaciona esta relación con la resurrección final de los cristianos ungidos al momento del retorno de Cristo, tal como leímos 1 Corintios 11:26 y 1 Tes. 4:15-17
Meditemos en éstas cosas “profundas de Dios” y maravillémonos de su glorioso propósito a través de las épocas.