¿Qué sucedería si se nos dijeran que solo ya quedan menos de tres años y medio para terminar de proclamar las Buenas Nuevas? ¿Acaso no daríamos todo y nos dedicaríamos cien por ciento a la obra más importante en medio de un mundo malvado? Y no es casualidad, Jesús predicó las buenas nuevas por tres años y medio, y aunque sus apóstoles no captaban la premura del tiempo, él sabía que tenía que predicar con urgencia. ¡Qué apropiado que la obra mundial tenga una culminación en un periodo final de refinación durante tres años y medio! Se terminará lo que inició el Maestro. ¿Tomaremos con urgencia la obra? Las buenas nuevas jamás se volverán a proclamar a un mundo impío. Ésta obra es histórica y a nivel colectivo ya está teniendo un cumplimiento final. Por toda la Tierra hoy se proclaman las buenas nuevas.
Las buenas nuevas o buenas noticias realmente comenzaron a ser "predicadas" por Dios en la época de Abrahán. No fueron dadas al hombre en el Génesis 3:15. Más bien, ésa es la primera profecía, pero tiene una connotación profética de juicio a la descendencia opositora. En cambio, las buenas noticias empiezan a ser dadas a Abrahán cuando Jehová le muestra las estrellas y celebra su pacto con él. Le dice que a través de su "descendencia todas las familias de la Tierra serán bendecidas". Éstas realmente eran buenas noticias dadas por Dios.
Desde que las Buenas Nuevas se predicaron a Abrahán en 1943 a.E.C pasaron 1979/1980 años hasta el año 36/37 E.C cuando los gentiles fueron admitidos como "descendencia de Abrahán" y todas las naciones literalmente se empezaron a beneficiar (carta a los Gálatas).
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Desde que Jesús envía a sus discípulos a predicar las Buenas Nuevas y hacer discípulos de gente de todas las naciones en el año 33 E.C (Mateo 28:19,20) también hay 1979/1980 años hasta el año 2012/2013.
Cómo observamos, hay una simetría en los sucesos del tiempo. Un paralelismo en cuanto a las buenas nuevas. Y ésto concuerda con otros estudios que apuntan al 2012/2013.
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Es probable que las Buenas Nuevas tengan una feliz culminación en estos inminentes años y luego, "entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14).
Hace décadas los cristianos eran más celosos en cuanto a predicar las buenas nuevas. Hoy, en muchos lugares ese celo está en peligro. Sería penoso que quienes más lejos estuvieron del fin mostraron más entusiasmo y preocupación que quienes están más cerca de dicho fin.
Pero no olvidemos algo. Llevamos buenas noticias. Si bien hablamos del juicio, no olvidemos que nuestro papel como educadores espirituales es fomentar en los vecinos una buena relación con Dios y que incrementen su espiritualidad. No nos desesperemos por los resultados al predicar. Hay que esforzarse por sembrar y regar, pero Dios es el que hace crecer. Al final él determinará la conexión que tiene cada criatura humana con él, y esa conexión es la que salvará al hombre del fin. A nosotros solo nos corresponde apretar "el interruptor" interior, pero cada persona debe crecer en progreso espiritual. Así que enfoquemos las buenas nuevas en cosas positivas como el tener una valiosa relación con Jehová, y las promesas de una Nueva Tierra.