Pero "Nunca nos inquietemos por saber el momento exacto en que ocurrirán ciertos sucesos, pues la decisión de cuando deben producirse es algo que solo le corresponde a Jehová".(2Ped.3:15; léase Hechos1:6,7)
Ésta frase aparecida en los últimos artículos de la revista la Atalaya, quizás haya sido muy comentada por los lectores de éstos sitios. Como me he expresado en algunos comentarios y post anteriores, debemos valorar y apreciar el amor y trabajo del Cuerpo Gobernante cristiano en muchos ámbitos, el cual declarar las buenas nuevas es el principal. Sin embargo, al igual que los apóstoles del siglo I, el tema profético al parecer no puede dogmatizarse, tanto que en dicha revista también se declara ésto:
Si en ocasiones es necesario hacer aclaraciones
posteriores, se exponen con total honestidad.
Así que el tema "profético" es amplio y sujeto a modificaciones a medida que la luz se hace más brillante (Proverbios 4:18). Concuerdo con el "espíritu" de la frase citada como introducción. No debemos inquietarnos por saber el momento exacto. Claramente no descuidaremos nuestra espiritualidad o lo más importante. ¿És ésta frase una "paliza" contra quienes escribimos sobre cronología y profecía? A la luz de algunos comentarios pudiera ser que sí, y es posible que muchos hagan comentarios pensando que efectivamente es así.
Pero miremos bien la frase. No se está condenando en absoluto el investigar sobre la relación entre cronología y profecía. Antes bien, el propio Esclavo Fiel se incluye al decir: "Nunca nos inquietemos". Ésta frase es una exhortación amorosa a todos, incluso a ellos mismos (lo que confirma que ellos han estudiado o vigilan éstos temas). Si la frase estuviera dirigida como peligro en tono de prevenir la apostasía, el "tono" sería diferente. Por ejemplo diría: "Hay ciertos individuos que se inquietan por saber el momento exacto"... Cómo nos damos cuenta, la frase incluye a los cristianos fieles, y es un consejo sobre no inquietarse por algo. Es un consejo sobre no perder el equilibrio, pero no es una prohibición sobre hacerlo. Es como cuando se dice: "no nos inquietemos por el trabajo y el pan de cada día". ¿Se está prohibiendo trabajar? No, es una exhortación a evitar la inquietud morbosa. No hay razón, por lo tanto, para que miremos segundas intenciones. De la misma forma como Abib ha comentado que el asunto del Templo no es una "indirecta" al Modelo del Santuario.
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La otra frase de la expresión habla de saber "el momento exacto". En realidad el estudio de la cronología nos permite tener una idea bien similar a la que tenía Russell (o llegó a tener en cierto momento) sobre las profecías y la cronología: Éstas son "despertadores" que nos alertan sobre la cercanía del fin:
“Evidentemente la cronología (las profecías sobre medidas de tiempo en general) no se dio con el propósito de proporcionar al pueblo de Dios información cronológica exacta a lo largo de los siglos. Es obvio que se proveyó para que funcionara como un reloj de alarma que despertara y activara al pueblo del Señor al tiempo debido”. – Los Testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios.
En lo personal, el tema de la cronología y la profecía cumple esa función. Más que "saber el momento exacto" (lo que podríamos entender como "el día y la hora"), la relación correcta es sobre saber el "momento cercano", el cual unido a los acontecimientos nos muestran periodos señalados que nos alertan que algo sucederá muy cerca de esos tiempos. Éste es el objetivo sobre el estudio del tiempo. Claro que es una "ciencia" inexacta y que aún tiene mucho que aprender, pero la "suma" de casualidades (?) nos hace reflexionar en que andamos "cerca".
Por lo tanto, no debemos "satanizar" éstas investigaciones debido a entender mal una frase de la Atalaya. Recordemos que la propia fecha de 1914 es fruto de una relación de profecía y cronología. Y la Biblia a propósito nos coloca "pistas" relacionadas con el "tiempo de angustia" o gran tribulación de Daniel 12: los 1290 y 1335, cuentas de tiempo precisas que nos apuntan a grandes eventos, no quizás al Armagedón, pero sí con hechos muy relacionados con éste periodo final. Los 1260 días, las 70 semanas, los 390 años y 40 años, los 70 años, son ejemplos que muestran que el "reloj" profético de Dios está bien ajustado. ¿Por qué no ahora, si siempre ha sido así? Nuestros tiempos son los más importantes y ciertamente Jehová los tiene dentro de un programa. Su amor nos revela algunas pistas para estar "despiertos".