jueves, 25 de marzo de 2010

El significado espiritual de comer


Ciertos mandamientos, recordatorios y peticiones de Dios no son simples ritos carentes de vida. Esconden valiosos significados espirituales reales. Muchas cosas son sombras de las auténticas realidades: Lo espiritual (Hebreos 10:1). En el día de la Conmemoración nos acordamos del sacrificio abnegado de Cristo en el madero, de sus horas de sufrimiento finales, de su fuerza interior ante los azotes, golpes, y la muerte (Léase 2 Corintios 5:14,15).

Ahora bien, sobre la Conmemoración surgen algunas preguntas. ¿Por qué Jesús de Nazaret escogió una comida como representación para el Nuevo Pacto? ¿Es una simple metáfora o esconde algo más?

En realidad el sencillo acto de comer esconde uno de los prodigios más maravillosos de la creación: la interacción y transformación de la materia. Al alimentarnos de lo que produce la Tierra estamos desintegrando en nuevos componentes parte de la misma creación. "Nos hacemos uno" con las provisiones de Dios para la vida. La estructura molecular original de los alimentos desaparece al ingresar en nosotros, y éstos son transformados en nutrientes para la vida. Estamos actuando como receptores y transformadores de la creación material, la cual se mezcla con nosotros. Sin saberlo, nos volvemos en conductores del mismo universo. Pero el hombre, a diferencia de la planta o el animal, puede estar consciente de ésta maravilla.

Por esa razón, el alimento, las comidas y cenas en la Biblia tienen tanta importancia, incluso sagrada. Por eso es vital tener la comunión familiar (últimamente perdida en los almuerzos), y la oración de apertura en la comida y de agradecimiento al final, como sucede en los hogares Betel. No dejemos que el estrés y la vida apresurada del mundo actual nos priven de comidas materiales y espirituales. En muchos hogares, se suele leer un pasaje bíblico antes o después de comer. Ésto es muy importante para estrechar los lazos.

La Biblia está llena del significado espiritual de la comida. Melquisedec fué quién "sacó pan y vino" e hizo una cena con Abrahán, en vez de un simple sacrificio animal. Ésto fué una prefiguración de la comida de los apóstoles con Cristo en la última cena.

La conmemoración es una cena especial en dónde el cuerpo y sangre de Cristo están simbolizados con el Pan y el Vino. "El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él" (Juan 6:51-58). El estar presentes ya nos hace participes de esa comunión espiritual. Y para los ungidos, el consumir los emblemas del nuevo pacto hace que simbólicamente parte de la esencia del Cristo ingrese en el interior de ellos.

Valoremos éstos dones, y que cada comida que tomemos sea con la gracia de Dios. En la gran tribulación, aunque sea solo un pedazo de pan bendecido, nos recordará que en esencia el sustento de la vida proviene de Dios y no de las cosas materiales.


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